domingo, 10 de marzo de 2013

¿Qué escuela queremos?



Al realizar la entrevista a Paco Fernández (@pacoxxi), hemos podido reflexionar sobre nuestro concepto de educación así como la educación que queremos en un futuro. Poco a poco nos damos cuenta de que el hecho de querer cambiar la educación no es cosa de uno ni son solo palabras, sino que existen personas excelentes aún con el interés y la motivación de poder cambiar la escuela, a pesar de los tiempos que corren.
Como bien dice Paco Fernández, un buen maestro debe ser, ante todo, una buena persona ya que, además de los dominios y el conocimiento que tenga sobre la asignatura, lo más importante es que sea capaz de relacionarse con sus alumnos, escucharlo y ayudarlo en lo que necesite, así como comunicar lo que piensa en cada momento. Es importante que el profesor se adapte a la situación actual de la escuela en la que vivimos y sea capaz de percibir los cambios y nuestras necesidades.
Para poder enseñar hay que estar aprendiendo constantemente.
Paco Fernández considera imprescindibles las nuevas tecnologías en las aulas ya que hay que adaptarse al entorno, dicho anteriormente. Hay que ser sociales en red y hacerlo en la actividad profesional. Si la sociedad actual utiliza las tecnologías en distintos ámbitos (empresarial, social, económico), en el ámbito educativo también hay que utilizarlas.
Tenemos que hacer que el niño cuando salga de la escuela, como hace varios años, lo sigan educando en casa, y no se vea la escuela como un lugar en el que se va a estudiar y a aprender las materias sino a seguir con el trabajo que los padres tienen que hacer en casa: educar al niño.
 Se ha perdido muchísimo en el ámbito rural: riqueza en cuanto a participación y posibilidad de aprender valores sociales y, estamos ante un modelo regido por normas, horarios, timbres, etc. A partir de primaria se pone un muro entre la educación primaria y las familias. Francesco Tonucci argumenta que “la vida es peligrosa porque no hay niños”. Además añade que “la desaparición de los niños de las calles afecta mucho a la ciudad; la ciudad sin niños es peor”.
No es necesario separar a los niños por edades en la escuela ya que estamos empeñados en ordenar y clasificar o incluso valorar las asignaturas de mayor a menos importancia y es algo que entre todos tenemos que cambiar. Como bien dice Francesco Tonucci: “Una escuela de superdotados es pobre, porque falta la diversidad”. Para éste, el mejor modelo para la educación es una escuela abierta, plural, donde se potencien las capacidades de cada alumno. Además añade que  el enriquecimiento mediante el aprendizaje recíproco proviene de la ayuda mutua. Chicos de diez años que enseñan a niños menores que ellos a leer y a escribir. De esta manera, el grande, por decirlo de algún modo, siente orgullo al trasladar sus conocimientos a los pequeños, que no ven llegar la hora de seguir aprendiendo de niños como ellos.”
En cuanto al desencandenante  que ha llevado a la pérdida del poder del docente, tanto socialmente como en la escuela es el tema de la consideración social, Paco Fernández dice que si se considera que la educación no es importante para un hijo, si los padres piensan que el hecho educativo no es importante, a los docentes tampoco les darán importancia. Los valores se pierden y se consideran que no es importante estudiar y caes en la intolerancia y la incomprensión. Antiguamente, los docentes eran personas a escuchar y respetar. También son muy importantes los medios de comunicación en este ámbito ya que muestran más las agresiones entre padres y madres que los éxitos conseguidos por los alumnos.  
Paco Fernández argumenta que el número de horas que pasan los niños en la escuela no tiene nada que ver con que el niño, de esta manera, aprenda más o menos ya que estamos acostumbrados a pensar que un niño va a ser mejor y va a obtener mejores resultados cuanto más tiempo pase en la escuela.  Sin embargo, es mucho más importante que el niño se relacione con las personas y sepa mantener viva las relaciones familiares. En este sentido coincide con Tonucci, el cual argumenta que “el éxito escolar no tiene ninguna relación con el éxito en la vida. Dicen que separar los géneros es más eficiente ¿por qué? ¿Por qué consiguen mejores resultados en la escuela? No me interesa. Si consiguen mejores resultados en la vida y son más felices, podríamos discutirlo…”. En el momento que se considere la educación como un hecho de socialización, juego y estimulación de despertar inquietudes será adecuado el horario que tienen los niños en la escuela. Sin embargo, si consideran necesario e imprescindible saber leer y multiplicar a cierta edad, no es adecuado. Es mucho más importante que los niños sean felices, jueguen y sepan relacionarse con los demás antes que todo lo demás. Según Tonucci: “la escuela debe ser, sobre todo, un lugar donde se aprenda a vivir. A vivir bien”.
Después de reflexionar tras escuchar la conferencia de Tonucci y la entrevista que nos concedió Paco Fernández, nos hemos dado cuenta de la importancia que tiene la educación en todos los ámbitos de la vida ya que tu educación de pequeño es imprescindible para el futuro. 
Estamos completamente de acuerdo con Paco Fernández ya que para que una persona pueda ser un buen docente es necesario que, además de dominar la asignatura, tenga seguridad en si mismo y sea capaz de ponerse en el lugar de los niños y conocer todos sus problemas tanto dentro como fuera del aula. Es esencial para que el niño vea en el profesor una persona en quien confiar y no una autoridad a la que haya que guardar distancia.
Tenemos que dejar que los niños jueguen, se relacionen con los demás, se equivoquen, aprendan de sus errores… ya que ésta es la única manera de aprender. De nada sirve mandarle un trabajo al niño y que lo traiga al día siguiente porque hoy en día, son tan fuertes las tecnologías y tienen tanto poder, que pueden sacar la información de internet sin ni siquiera saber de qué trata. Tampoco sirve de nada mandarle a un niño que copie una lección veinte veces porque lo que se consigue con ello es que aborrezca la asignatura y no le guste para el resto de su vida.
Hay que ser consciente de que la felicidad está ante todo y que los niños tienen que ser libres y hacer del aula un lugar acogedor y seguro para ellos.

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